Nuestra Historia
Salvatierra era la antesala del valle del Roncal y por lo tanto punto fronterizo con el antiguo Reino de Navarra. Se ubica en el centro de un valle rodeado de montañas (sierras de Illón, de la Virgen de la Peña, de Leire y de Orba), apeada en una elevación de fácil defensa. Debajo suyo, en el llano, estaba la aldea abandonada de Obelva y muy cerca el antiguo monasterio de Santa María de Fuenfría.
La población fue fundada en el año 1208, para hacer frente a las acuciantes necesidades defensivas de esta frontera; para salvar la tierra de los ataques e invasiones navarras y francesas. En aquel año, el rey Pedro II otorgó a Salvatierra una carta de población para atraer a nuevos pobladores. Se trataba de un fuero militarizado, que convertía a los nuevos vecinos en infanzones privilegiados a cambio de estar siempre dispuestos a abandonar sus labores agrarias para acudir a la guerra.
Su planificación urbanística fue la de una plaza fuerte, defendida por terraplenes naturales. En su extremo norte, se situó el castillo de Salvatierra, defendiendo el flanco más desprotegido. La fortaleza fue construida por los invasores franceses que sometieron la población entre 1298 y 1396. Junto a ella se sitúa la iglesia del Pilar, que pudo ser capilla castral. Se accede a la población por la mitad del flanco oriental, protegido por la iglesia de San Salvador, cuya torre fortificada domina el camino. Esta iglesia románica fue ampliada y reconstruida en los siglos XVI-XVII. Entre los extremos, tres calles paralelas estructuran la distribución de las casas.
El castillo y villa de Salvatierra pertenecieron al patrimonio real, siendo gestionados directamente por el rey o concedidos en feudo a algún noble. En ambos casos, un alcaide delegado se encargaba de la guarda del castillo, del cobro de tributos y de capitanear la defensa de la población. Hacia 1294, era feudo vitalicio de Miguel de Leet. Hacia 1328-1330, estaba en manos de Miguel Pérez de Arbe, que se cobraba una parte del tributo de los judíos de Ruesta. En 1412-1416 se cita la parte que recibe por su salario el alcaide de Salvatierra en las rentas de los judíos de Ruesta. En 1395 era villa real, ejerciendo Martín López como alcaide del castillo.